Hace unos años, Westen Champlin tiró de un camión de cemento por el desierto de California con el SmokeStang, y se convirtió en una de las historias más locas de la historia.
Al salir del remolque, el coche salió disparado hacia atrás debido a una batería medio descargada y desgastó un montón de dientes del volante. Mientras tanto, el equipo de rodaje estaba en pánico: cada hora sin filmar les costaba entre 20.000 y 30.000 dólares.
¿Y qué hizo Westen? Encontró un buen punto en el volante, lo encendió y no lo apagó. Estuvo al ralentí todo el día, quemando el motor una y otra vez bajo un sol abrasador.
En un momento dado, tuvieron que quemar la gasolina bajo un toldo (varias tomas) y la temperatura no dejaba de subir. Para cuando llegó el momento de remolcar el camión de cemento (dos veces), el SmokeStang estaba a 121 grados.
Se acercó, vertió agua en la tapa de la válvula y esta hirvió instantáneamente.
Pero el coche nunca se detuvo. Funcionó todo el día, tirando del camión y grabando cada toma.
¿Abuso del diésel? ¡Claro!
Pero lo tomó como un campeón.
🔥 Esta es solo una de las historias increíbles del episodio de hoy con Westen Champlin, disponible ya en las principales plataformas de podcast. ¡Escúchalo! No te arrepentirás.
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